Una vez que se han hecho todas las comprobaciones necesarias mientras el avión rodaba por la pista, se han seleccionado las velocidades adecuadas para el despegue (esto es muy importante porque estas velocidades varían según el peso real de la aeronave y condiciones climatológicas), así como que los parámetros del motor sean correctos en relación a potencia.
Nos encontramos en la pista y estamos a unos segundos de despegar, el avión comienza a coger velocidad y en tan solo 45 segundos los pilotos tienen que tener una concentración absoluta, ya que este es el tiempo en el cual recibirán gran cantidad de información y tienen que ser capaces de tomar decisiones con poco margen de error.
Ya habiendo despegado, lo primero que hay que hacer es subir el tren de aterrizaje y los flaps para que el avión pueda empezar a acelerar hasta que llegue a destino.
Ahora estás un poco más cerca de entender lo que sucede cuando montas a un avión, y para completar la información vamos a responder una serie de preguntas asociadas a esta fase:
En los aviones modernos es suficiente con ponerlos en modo vuelo. Esto se debe a que pueden producirse interferencias y porque nadie sabe exactamente qué puede interferir con qué y cuándo. Cualquier mala señal puede poner el avión en una situación que nadie desea.
Porque en caso de que hubiera un frenazo brusco, impactaría con la bandeja y todo lo que hubiera en ella. Se trata de un riesgo no necesario y fácil de evitar.
Es necesario para que no salgamos disparados hacia adelante en caso de un frenazo, por necesidad de abortar el despegue, o en caso de que el avión se dé un golpe al aterrizar. También es aconsejable de que mientras te encuentres en tu asiento en pleno vuelo, también lo lleves abrochado, nunca se sabe cuándo nos podemos encontrar con alguna turbulencia.
Los asientos de un avión están diseñados para aguantar golpes fuertes contra el suelo, pero solo en posición vertical. Por ello, para todos los despegues y aterrizajes, se le pide a los pasajeros que respeten esta norma, lo que no llevará más que unos pocos minutos, ya que a lo largo del vuelo pueden colocarse como gusten.
Cuesta mucho más esfuerzo y cálculo hacer descender un avión que hacerlo despegar. Esto se debe a que el despegue es sólo cuestión de fuerza y potencia, ya que el avión está hecho para volar al alcanzar una velocidad determinada, lo realmente difícil es mantenerlo en el suelo.
V1 es la velocidad de decisión, por debajo de ella se permite abortar con seguridad el despegue, aunque las causas para interrumpir esta maniobra disminuyen conforme aumenta la velocidad. Por encima de V1 hay que continuar el despegue, ya que es más seguro volar que quedarse en pista.
VR es la velocidad en la que el avión comienza a levantar el morro hacia el cielo.
V2 es la velocidad en la que el avión comienza a volar.
En condiciones normales y con todos los motores funcionando, V1, VR y V2 se alcanzan rápidamente. Si ocurriera cualquier fallo de motor en V1, o después, se tardaría bastante más tiempo en poder alcanzar la velocidad necesaria para alzar el avión y también la necesaria para que saliera volando, haciendo que el avión pudiera necesitar casi toda la pista para la aceleración.
Ya tienes todas las claves para que un avión alce el vuelo, ahora solo queda que no te pierdas todas las novedades que iremos publicando para que estés informado de todo, los lugares más sorprendentes entre nuestros destinos, así como todas las ofertas y promociones que publiquemos.